Al igual que las salchichas, la mortadela es un embutido escaldado elaborado a partir de carne fresca. Se fabrica con carne, grasa, hielo y condimentos y recibe un tratamiento térmico posterior que coagula las proteínas y le da una estructura firme y elástica. La diferencia entre la mortadela y otros tipos de embutidos escaldados es su formulación y su presentación. El proceso de elaboración consiste en refrigerar las carnes, trocearlas y curarlas, picarlas, mezclarlas y finalmente embutirlas en tripas, escaldarlas, enfriarlas y almacenarlas. Opcionalmente se pueden ahumar,
Mortadela “made in” Bolonia
La mortadela italiana tiene poco, por no decir nada que ver con la que se fabrica y comercializa en España. En el caso concreto de la mortadela que se elabora en la fabrica Negrini, la materia prima principal procede de ejemplares del Gran suino padano DOP de los que se extrae la carne de cerdo más cara del mundo.
Esta raza de calidad excepcional nace del cruce entre hembras de genética Landrace y Large White y ejemplares macho Duroc y también se emplea para elaborar otros embutidos de alta calidad como el Prosciutto di Parma; el Prosciutto San Daniele ó el Prosciutto Cotto que se elabora en Negrini.
Otras razas de cerdo italiano
Aparte del Gran Suino Padano, en Italia se crían en explotaciones ganaderas de tamaño intermedio las razas Mora Romañola; Casertana; Cinta de Siena; Calabresa; Sarda y Siciliana (o Negra dei Nebrodi). En la última década, se están implementado programas de recuperación de razas autóctonas que a menudo han demostrado ser más idóneos para producciones locales. Concretamente, WWF ha participado en uno de estos programas en colaboración con las Universidades de Turín y de Milán para la preservación de la raza Mora Romañola.
Cortes nobles, hornos de ladrillo y un picado especial
En la fábrica Negrini, la mortadela base se elabora con los mismos ingredientes y técnicas que seleccionó y dejó anotados Ángelo, el abuelo de Nicoletta hace 65 años. Emplean exclusivamente cortes de partes nobles (carrillera y paleta) para el 85% de la pasta y completan el 15% restante con panceta para aportar grasa a la textura magra. Para aromatizarla, utilizan ajo; pimienta negra; cilantro,; cardamomo; nuez moscada; clavo y sal y finalmente, la embuten en tripa natural.
Las piezas se cuecen en antiguos hornos de ladrillo y cuando el corazón de cada mortadela alcanza los 72º y el colágeno se funde, pasan a la siguiente fase. Todas las técnicas que se aplican en la mortadela y en el resto de referencias de embutidos que se elaboran aquí persiguen obtener productos ligeros y digeribles, sin gluten (apto para celiacos), sin colorantes, sin conservantes, sin fécula, sin alergenos (sin lactosa, sin huevo y sin caseinato) y sin polifosfatos.
Otras variedades
Aparte de la Mortadela con Tartufo Negro de Savigno, en esta fábrica elaboran la Mortadela Classica Bonfatti, elegida por Slow Food como la mortadela italiana de más alta calidad; Mortadela Modella con un 50% menos de grasa; Mortadela al Peperoncino con pimentón natural rojo de Calabria y la Mortadela ibérica, elaborada con cortes nobles de cerdo ibérico, sal marina de la Costa Adriática, pimienta negra, pimienta blanca, ajo y nuez moscada.
Dos aromas, un paisaje
Estas mañanas grises de febrero vuelven a traerme recuerdos de esa bruma mágica que envuelve las colinas boloñesas y me hacen pensar en lo mucho que ha cambiado mi percepción sobre el mundo de los embutidos. Debería ser obligatorio conocer a las personas que hay detrás de empresas que siguen apostando por la calidad, por la tradición y por la innovación por encima de modas y tendencias de mercados. Porque son ellas y sus historias las que al final viajan en los productos que crean. Y porque solo ellas son capaces de transportarnos en segundos, después de probar una etérea loncha de mortadela con trufa, a esas llanuras y a esos bosques que son los que dan sentido a lo que sentimos y en definitiva, a lo que somos.
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